Una buena tarde de invierno

Hoy en varios blogs seguro que hay un post muy parecido a éste, porque ayer, seis personalidades virtuales confluyeron en una misma realidad física. Seis personas diferentes, con diferentes ideologías, puntos de vista o formas de ganarse y ver la vida.
A priori, probablemente incompatibles. Pero, no. No fue así.
Esa combinación de diferencias compuso un conjunto muy armónico. Y así en esa reunión, en la que por supuesto no podía faltar el chocolate y otras delicatessen, se habló de lo divino y lo humano, de cosas trascendentales y no tanto, de política, de sexo, de la familia, de experiencias y aunque en algún momento hubo alguna mirada triste que el resto supimos respetar también hubo emoción, por estar allí, porque un alma osada y valiente, tan grande por fuera como por dentro, nos abrió las puertas de su casa (quizá por eso necesite darse los baños de espuma), por tener regalos inesperados de una brujita buena (mirad que broche tan chulo, nos hizo Virtu, totalmente personalizado para cada una) y de la ayudante de un duende que le hizo un regalo de cumpleaños a la brujita buena; por la alegría contagiosa de Moni y la charla sin fin de Marieta.
Ayer fue una muy buena tarde. ¿Cómo no iba a serlo? Aunque todas echamos en falta a Matapollos, otra vez será. Porque sólo espero que sea la primera de muchas.
Por cierto, la foto la hizo Cj, que supo aguantar, como pocos, esta invasión de su casa.