De bloggers, de protocolo y de sentimientos

Hace una semana estaba hablando de blogs en la I Jornada de Blogueros de Protocolo. Si pincháis en el enlace podréis ver de qué fue la cosa, lo que han escrito otros blogueros ( incluida yo misma) sobre el encuentro, la repercusión que tuvo en las redes y algunas fotos de la jornada.
Pero ya sabéis los que por aquí pasáis que en este sofá blanco vengo a reflexionar sobre las cosas que suceden y las que me suceden desde un punto de vista más personal. Sobre cómo veo yo la vida y me enfrento a ella. En Protocol Bloggers Point comenté la jornada desde un ángulo más profesional, pero no todo lo que sucedió ese día se puede describir sólo desde ese ámbito. Así que aquí estoy, sentada en mi chester, intentando buscar las palabras que describan lo que supuso para mí esa jornada.
En la intervención que hice cuando las tres cofundadoras de PBP ( María de la Serna, María Gómez y yo) presentamos el evento recalqué algo que para mí es quizás una de las cosas más importantes. Crear y participar en  PBP elimina 600km. de distancia física que me permite sentirme más cerca de mis amigas, trabajar codo con codo, estar con ellas cada día y compartir sus alegrías y sus enfados ( nosotras somos mucho de cabrearnos con el mundo, que no tanto con la gente, aunque a veces también, sobre todo cuando hay plagio de por medio) y sus proyectos. Abandonar una ciudad (aunque sea por el privilegio de volver a tus orígenes) hace que tengas que dejar atrás el día día con tus amigos, y aunque es cierto que no hace falta verse para mantener una amistad y que hay gente con la que a pesar de no haber estado juntos en años, puedes sentirte que no ha pasado el tiempo y que esa amistad sigue igual, yo agradezco poder tener este proyecto en común con estas dos mujeres fuertes, inteligentes y luchadoras a las que admiro como a poca gente. Son mis amigas y las quiero. Poco más puedo añadir
El trío PBP
PBP me ha permitido conocer de cerca a otra De la Serna, Itziar y aprender de ella, que para eso somos las dos a las que nos va el mundo tecnológico y el social media. (Os pondría una foto, pero sé que a ella no le gustaría). Esta #JornadaPBP no podría haber sido lo que fue sin ella, y es la cuarta pata indispensable de este proyecto que nació de la cabeza de su hermana y que se fraguó en un chat de Facebook.
Pero además el encuentro de blogueros me permitió volver a ver a otros compañeros (jefe incluído) con los que tampoco puedo coincidir habitualmente y a ex alumnos a los que aprecio, alguna tan especial como nuestra campeona particular Andrea Bazo. La prueba de que hay alumnos que superan al maestro con creces ( en esto compite arduamente con Marita) y que desde el primer día de clase sabes que llegarán lejos. Ahí estaba ella, que sin tener blog quiso estar con nosotras igualmente y trabajó como si el evento fuera suyo y siempre con su sonrisa inconfundible.
Y no puedo dejar de hablar de esas personas a las que desvirtualicé, y con las que pude darme un abrazo. Profesionales y expertos del uno y otro confín, y con los que ya ha quedado sellado un vínculo especial. 
O de los alumnos en prácticas que nos ayudaron y que pudieron comprobar que para hacer un evento exitoso no solo se necesita la formación adecuada sino entrega, pasión y ganas.

Por todo eso este post se titula de bloggers, de protocolo y de sentimientos. Porque he hablado mucho de las personas que allí estaban, el protocolo es lo que tenemos en común y los sentimientos son lo que se puede deducir a través de lo que he escrito  y para los que quizás no pueda encontrar las palabras adecuadas, o al menos no las suficientes. Gratitud, compañerismo, empatía, orgullo, admiración, ilusión, amistad, respeto son algunas, pero juntadlas todas, añadidle alguna otra más que se os ocurra y de la combinación saldrá lo que la #JornadaPBP significó para mí
¿A que no os extraña que quiera repetir? 

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