Mirando atrás

Leyendo Un discurso de Leopoldo Alas, un texto de 1891, me he encontrado este párrafo final: “Recordando las grandezas de la España que fue, trabajemos por las posibles grandezas de la España del porvenir. Observa un publicista ruso que desde los tiempos de Pedro el Grande y de Catalina, el imperio moscovita se preparó, como en profecía, para dar digno albergue a las grandezas futuras, construyendo soberbios monumentos, proporcionados a los esplendores de la gran prosperidad que, según su fe patriótica, aguardaba a Rusia. Pues nosotros, que no necesitamos soñar, sino recordar, para que surjan grandezas y esplendores de España, construyamos, no Escoriales, alcázares y basílicas, que ya tenemos, sino el edificio espiritual de la futura España regenerada, resucitada, mediante una educación y una enseñanza inspiradas en el ideal más alto, pero llenas de la vida moderna. Tamaño trabajo, arduo sin duda, es para nosotros de pura abnegación; los que a él se consagren no esperen recompensas exteriores, halagos del mundo y de la vanagloria; no esperen tampoco vivir para el tiempo en que den fruto sus esfuerzos de ahora. Tengamos caridad; vivamos y trabajemos para el porvenir que no hemos de ver, y seamos como aquellos ancianos de que nos habla Cicerón en su tratado De Senectute:... Sed iidem in eis elaborant, quae sciunt nihil ad se omnino pertinere.
Parece que la situación no ha cambiado mucho desde entonces.

Comentarios

  1. Es que el trabajo de educar no cambia en si mismo, por más leyes y por más reformas que se hagan. Trabajamos para el futuro, siempre, y los frutos no los vemos, apenas los atisbamos. Tengo experiencias de más de treinta años en este trabajo y sólo lo siento, cuando vuelvo a los pueblos en los que trabajé y veo lo diferentes que son ahora, no en sus riquezas ni en sus edificios, sino en las gentes y en sus modos de vida. Soy moderadamente optimista, porque la educación, como decía Clarín en ese texto, es la única esperanza. Los que se quejan ahora de la ESO, no han vivido tiempos más duros en otro sentido. El hecho mismo de que todos los niños y jóvenes pasen por un instituto será un motor de cambio, con todos los matices que queramos. Cuando la ley de Villar Palasí, que obligaba hasta los catorce años, muchas cosas cambiaron. Fíjate lo que ha cambiado este pueblo desde que Clarín escribiera esas palabras. Algo se ha hecho.

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  2. Clarín hablando de las Reformas Educativas antes de que perdiesemos Cuba. Interesante. No, no ha cambiado la cosa, y parece que como el bueno de Don Leopoldo nos vamos a quedar sin ver los frutos de la abnegación del hoy... bueno, del que se abniegue, jajaja, que a los políticos no los veo yo muy abnegados.
    Nosotros como Cicerón, a la vejez, viruelas.

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  3. Yo no sé antes, porque no estaba, per hoy en día el futuro no importa nada.
    El presente es el que vale.
    ¿que se destruye al capa de ozono? Total, yo no lo voy a ver...
    ¿Que se desertiza España? Da igual, yo no voy a estar...
    ¿Que a los jóvenes se les "educa " de aquella manera?
    ¡Da igual! Ellos formarán su futuro mientras estamos criando malvas.
    No lo sufriremos.
    Ojalá el futuro no nos caiga encima.

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  4. ¿Grandezas del porvenir? Viva el sarcasmo. ¿O lo diría por la foto de las Azores? Entonces era Nostradamus, no Clarín.

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  5. ... pues sí, todo sigue prácticamente igual. Parece que no interesa demasiado dejar el mundo en buen estado para los que vendrán detrás de nosotros, ni siquiera una buena educación.
    Lo peor es que sabiendo que la mayoría del daño causado ya no es reparable, no se para de destruír.

    Bicos!

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  6. Cuando lo leí me pareció interesante por el hecho de que siempre consideramos que no estamos dando una buena educación a los jóvenes, de que se pierde los valores de antaño, y si eso se plantea generación tras generación, lo que me preocupa es una cosa. Si existe esa percepción, por el mero hecho de que queremos siempre lo mejor, entonces Clares tiene toda la razón y algo se ha hecho, perfecto, pero ¿y si ese mal no se subsana y la calidad va empeorando? Entonces los "pesimistas" tendrán razón. Vamos a peor y Clarín era un clarividente.

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