Un defecto


Tengo un defecto. Bueno, en realidad tengo muchos, claro, pero hay uno que me preocupa especialmente. Intento buscarle al lado bueno a las cosas y eso, según mis amigos me hace ser a veces, demasiado conciliadora. Puede ser que sea por mi carácter, por los palos que te va dando la vida y te hace asumir lo que eres y lo que tienes, o por la edad (os recuerdo que Ya van unos cuantos, y que esos cuantos son 42), y comentan por ahí que eso te hace poner el listón de tus expectativas más bajo y eres más feliz. Y algunos diréis “Oye, eso no es un defecto, es una virtud”.
Pues, no, estáis equivocados. Porque en mi caso, casi siempre me lleva a empezar una discusión (dialéctica, eso sí, a mi el boxeo no me ha gustado nunca) con la persona o personas que tengo a mi lado. Me explico. Me comporto en general, en la vida, como una madre. Les vemos los defectos a nuestros hijos pero se los perdonamos, y si nos dejan, intentamos convencerles de las cosas que deben mejorar.
Por ejemplo, me gusta mi ciudad. Le veo lo que tiene de malo, pero me gusta igual. Opino sobre lo que me gustaría que tuviera, pero no despotrico sin más, a la ligera. Es decir, no pienso o al menos no me gusta pensar, que los que gobiernan hagan las cosas al revés para jorobar, o porque todos sean unos incompetentes o que todo lo que hacen los que tiene unas ideas políticas diferentes a las mías está mal ya por principio. No todo es blanco o negro. Es imposible que una persona lo haga todo mal, pero también que lo haga todo bien.
Tampoco me malinterpretéis. No soy conformista. Me gusta aportar mi granito de arena para que las cosas mejoren, pero, en mi vida personal me han demostrado que todo mejora antes si se coopera, y cooperar no quiere decir que quite tu idea para poner la mía. Cooperar es obrar conjuntamente con otro para un mismo fin (DRAE) Y yo añado que no es lo mismo que para el fin propio.
¿Podremos algún día cooperar? Más que nada, porque no me gusta nada, nada, lo de ser defectuosa.

Comentarios

  1. El problema de la cooperación es que a ti te gustan las cosas así y a otros les gustan de otra manera, estáis de acuerdo en cambiar pero, ¿en qué dirección?
    Y luego está lo otro, los que se creen que los cooperantes necesitan un jefe o un guía.
    E intentan decirte lo que tienes que hacer. Yo esto, precisamente, lo llevo fatal.
    De todas maneras, tienes suerte; sólo tienes un defecto. Yo, por el contrario, sólo tengo una virtud.
    Cuando me acuerde de cuál es, te la diré.

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  2. Ojalá sólo tuviera un defecto. Pero ese me trae por la calle de la amargura, porque lo de la intransigencia, es verdad que no me gusta. Ceder un poco, y digo un poco, si te lo propones, tampoco es tan difícil.
    (Yo es que estoy casada con un cabezota, claro)

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