¡Quién me mandaría a mí!


Ya está bien.

He decidido parar, parar un poco. Me tienen hasta....

No sé hasta dónde.

Pero bueno, la culpa es mía. Fue mi decisión.

Si resulta que en tu trabajo, eres la especialista en un tema, no porque hayas querido, sino porque en su momento te tocó aprenderlo, ya parece que entonces nadie puede hacer eso mejor que tú, aunque les hayas enseñado a otros cómo hacerlo.

La cosa se complica más cuando tú estás a 600km de distancia de esas personas a las que tienes que coordinar.

Así que la mañana de hoy está siendo de esas de querer avanzar pero no poder, porque recibes un mensaje de correo, seguido de una llamada de teléfono, y al mismo tiempo se enciende la lucecita del Messenger, para volver a iniciar el proceso otra vez.

Cuando me vine a Galicia, sabía que una vez al año iba a pasar esto, lo tenía asumido, pero la verdad, es que por momentos me dan ganas de colgarlos a todos.

Comentarios

  1. Y ya sabes cómo sigue la frase ¿no? Si algo sale mal, la culpa va a ser tuya, porque eres la experta.
    Hace años, mi padre ayudó a mi tía a colgar una lámpara de su nuevo piso. Aprovechando que estaba allí, colgó todas, porque el resto de los especímenes masculinos que había por allí (estoy hablando de hace 30 años; aquellas cosas sólo las hacían los hombres) incluido el dueño del piso y marido de mi tía, no movieron un dedo. Al día siguiente, el techo del cuarto de baño se cayó y con él, la lámpara.
    Y claro, llamaron a un electricista porque mi padre era un negado.
    Esa palabra ha quedado clavada en mi cerebro como una maldición e injusticia. Con diez años aprendí algo que llevo rajatabla:
    - Si algo sale mal, hay que arreglarlo, no buscar culpables a los que crucificar.
    - Nadie es indispensable, pero sí es muy fácil que te saquen las castañas del fuego.
    Y esas son algunas de las razones por las que yo no muevo un dedo para solucionarle la vida a otros.
    ¿Para qué? ¿Para que te pongan verde si algo sale mal?

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  2. ...Y no sabes bien cómo tomártelo: si sentirte orgullosa porque no pueden prescindir de tus conocimientos o si creer que estás haciendo el primo porque otros se están ahorrando el esfuerzo.

    Ánimo, que si los colegas son de ley, al menos unos bombones, unas flores o algo caerá ¿no?

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  3. Tienes toda la razón Titajú con lo de que nadie es indispensable. Por eso, cuando mis jefes supremos aceptaron que dejara Madrid para empezar su proyecto aquí, lo hicieron porque yo misma dije esa misma frase. En la mayoría de cosas ha sido así, pero una vez al año, cuando se inicia el curso universitario, siempre va a pasar lo mismo, aunque creo que ellos, los compañeros que tengo allí, ya saben tanto como yo (pero es cierto que a veces tengo mis dudas, como hoy por ejemplo)
    Y Matapollos has dado en el clavo. Por eso mi cabreo, esa lucha entre mi subida de ego o si soy una prima total. Si es cierto que de vez en cuando algún datallito agradable cae, así que se lo perdonaré, tango la suerte de que la mayoría no son sólo compañeros.

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  4. Esto... si hay bombones, avisa.
    ¡Eso sí que es indispensable! :-)

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  5. ¿tienes obligación de hacerlo?, porque si no es así, tal vez debieras dejarlos que avancen solitos... en fin, mucha paciencia y relax... inspira, expira, inspira, expira, profundamente hasta el estómago... ¿te sientes mejor?...

    y si no dí algún taco de esos que tengas para las ocasiones difíciles sin que te oiga nadie pero bien alto, suele funcionar t ambién.

    biquiños,

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  6. Aldabra, obligación, obligación, no. Hacer lo hacen ellos, pero cada año, el primer paso para poder seguir correctamente siempre lo doy yo. Qué pasa, que surgen las dudas, y entonces hay que llamar para pedir una confirmación de que está correcto. Y claro, de una mesa de despacho a otra, se acaba más rápido, pero ahora, me bloquean el teléfono, el mail y todas las tecnologías que podamos usar.
    Eso sí, tampoco dudo, de que si no estuviera aquí, después de un momento de pánico minúsculo, las cosas saldrían igual. Pero lo bien que sienta que te digan que lo que haces está bien. MIentras, como tú dices, paciencia, mucha paciencia. Algún día haré un post sobre lo que ha provocado todo esto. Bueno casi que lo voy a hacer ahora mismo.
    Titajú, no te preocupes, cuando lleguen los bombones, avisaré.

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