Un privilegio


Algunas veces, quizás menos de las que deberías, te das cuenta de que eres uno de esos seres privilegiados, por uno o varios motivos. Y esta vez no me refiero sólo a tener un familia a la que quiero y que me quiere (o eso creo),o a poder cubrir diariamente mis necesidades mínimas tanto económicas como afectivas, y no es que lo meta todo en el mismo saco, pero tal como está la situación, es raro tener lo uno o lo otro, y mucho más, las dos cosas a la vez.
Esta vez me refiero a tener la suerte de dedicarte a hacer lo que te gusta, te paguen por ello y aún encima te de la oportunidad de vivir experiencias inolvidables. Ayer fue uno de esos casos, aunque he de reconocer que no ha sido la primera vez.
Por cuestiones de trabajo, tuve que darme un madrugón para ir a Vigo, pero el madrugón mereció la pena. Ayer conocí a un grupo de personas que me demostró que nunca es tarde para nada. Para probar, para experimentar, para ver y para aprender cosas nuevas. Ellos quieren demostrar que la vida no se acaba a los 65, y a su alrededor, para poder hacerlo, tienen otro grupo en el que casi todos podrían ser sus hijos e incluso algunos, sus nietos. Pero resulta que no hay dos bloques generacionales. Sólo hay un grupo de gente divertida e ilusionada por ese trabajo que están realizando. Unas personas geniales. Y ayer hacía sol. Por eso, para mí, poder compartir con todos ellos ese día, ha sido un privilegio.

Comentarios

  1. Mi padre tiene 82 años. Ha sido marino mercante toda su vida, desde que terminó máquinas en sus años mozos.
    Cogió la jubilación anticipada porque estaba hasta las narices de sus horarios, y quería dedicarse a la lectura de lleno.
    Mi padre tiene una biblioteca con más de cinco mil volúmenes entre ensayo, clásicos, novela, históricos, biografías y tratados. Es capaz de leerse cuatro libros a la vez porque dice que si estás leyendo un libro sobre el descubrimiento de América y no tienes ni idea de cómo funciona una carabela o una nao, no te enteras de nada. Y si no eres capaz de entender la situación europea y española, tanto económica como políticamente, no servirá de nada lo que has leído.
    Cada vez que coge un libro, renace su ilusión.
    Y yo, cada vez que tengo una duda sobre autores, fechas... cualquier tipo de dato, nunca recurro a Google o a la enciclopedia; yo cojo el teléfono y marco su número.
    Y nunca me falla.

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  2. ¡Es increíble! ¿No os da la sensación de qu eesa generación o generaciones anteriores tienen mucha más memoria que nosotros? Se acuerdan da datos exactos, de nombres, de fechas...

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  3. No lo sé. Pero si todos son como mi padre, estamos perdiendo algo muy valioso.
    Dejamos a nuestros mayores estancados, cuando son un pozo de sabiduría que ya quisieran para sí las nuevas generaciones con el maravilloso plan de estudios español que tenemos.
    Por no saber, no saben ni quien fue Cervantes. Y si por casualidad lo saben, lo escriben con "b", o en minúsculas, que ahora todos somos iguales.

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  4. Si por mí fuese instauraba un "Consejo de Ancianos" con poder suficiente para dirigir la mayor parte de nuestras instituciones.

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