Del 25 de noviembre

Hoy no se celebra nada, porque no hay nada que celebrar.
Hoy seguimos necesitando recordar no sólo a las hermanas Mirabal sino cada
uno de los asesinatos que se producen en el mundo que son sólo la punta del iceberg de todo un
proceso largo y tortuoso. El proceso de la construcción de la violencia. La
cima de una montaña construida con
dolor, con palizas, con insultos, con violación, con menosprecio, con
desprecio, con ignominia.
Porque por desgracia,
los asesinatos son sólo una pequeña parte, la visible, de lo que realmente es
la violencia machista. Una violencia silenciosa y callada, íntima, privada,
oculta. Vergonzante.
La violencia machista
es una pandemia de nuestra sociedad, una pandemia que al igual que cualquier
otra, sólo se puede curar con prevención y para eso es necesario la educación y
obviamente la legislación.
Así que como dice Ban Ki-moon el
Secretario general de la Naciones Unidas: “Acojo con beneplácito el coro de
voces que piden que se ponga fin a la violencia que afecta a alrededor de una
de cada tres mujeres a lo largo de su vida. Aplaudo a los dirigentes que están
ayudando a promulgar leyes y a hacerlas cumplir, y a cambiar mentalidades.
Rindo homenaje, además, a todos los héroes en el mundo que ayudan a las
víctimas a sanar y a convertirse en agentes de cambio.”
Seamos agentes de cambio. No a la
violencia machista.
(Este post es mi último artículo en Mundiario que podéis leer también aquí)
(Este post es mi último artículo en Mundiario que podéis leer también aquí)
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