De nuevas etapas esperanzadoras.

Durante un año fui a la Universidad del País Vasco, buscando
darle a mi vida una normalidad que no existía aún a riesgo de que ciertas
personas de mi entorno me llamaran temeraria, y cada día pasaba por el lugar
donde algún tiempo después ETA intentaba matar a Edurne Uriarte, una profesora
de la UPV. Pero
la normalidad no era completa, porque durante ese año escapaba de
conversaciones personales con mis compañeros de facultad evitando tener que
mentir, o no podía decir en alto lo que pensaba sobre determinados temas políticos
o sociales.
ETA ha truncado la vida de 829 familias, pero ha alterado la
de muchas otras más, la de los vascos, por supuesto, pero también la de muchos
otros que trabajaban para el estado español, de una u otra forma: militares,
policías, guardia civiles; o aquellos que
simplemente reivindicaban una forma diferente de pensar a la suya a través de la
cultura o la política.
Porque nos hemos
sentido acosados, amenazados y privados de nuestra libertad.
Todo esto que estoy contando, forma parte de mi historia, muy
parecida a la de muchos otros, que afortunadamente pudimos recuperar nuestra “normalidad” cuando nos trasladamos a
vivir a otro sitio, pero espero que a partir de hoy, con el comunicado que ha hecho ETA del cese de la lucha armada, sea ya también definitivamente una parte de la
historia pasada de este país.
Ahora dejemos paso a la esperanza, aunque será difícil borrar el miedo de tantas y tantas personas.
ResponderEliminarBesiños Pili.
Lo pasado no se puede borrar, pero la esperanza es que al menos habrá nuevas generaciones que ya no pasarán por eso. Biquiños, Lucía
ResponderEliminarYo no sé si creerlo o no pero me gustaría que fuera cierto definitivamente. Por eso, me voy a agarrar a la esperanza de la que habla Lucía y celebrarlo por todo lo alto. Hoy es un gran día.
ResponderEliminarBesos mil.
Sí, Virtu, creo que debemos celebrarlo. La sociedad española les ha demostrado que su matanza es un chantaje que no vamos a aceptar, y que así no se llega nunca a nada. Si a eso le sumamos que cada vez están más acorralados, creo que hay motivos para la esperanza. De todos modos, el tiempo lo dirá. Biquiños
ResponderEliminarDeseo al que me sumo de corazón, compa Pilar… Desconocía esa experiencia personal que nos relatas, pero, desde luego, es mucho más comprensible que, desde ella, tengas una visión mucho más profunda y cercana de lo que ha supuesto esa lacra para esa tierra y sus habitantes, y, por tanto, de lo difícil (y, a la par, ilusionante) que va a resultar que las cosas vuelvan a una normalidad real y absoluta. Ojalá que sea, en todo caso, pronto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buen fin de semana.
Es una gran noticia y es el resultado de muchos años de concienciación para tratar de solucionar este conflicto que el pueblo vasco, ni ningún otro pueblo, jamás se ha merecido.
ResponderEliminarLa Paz siempre ha de ser bien recibida.
¿Y yo, como siempre, que no me creo nada? Espero que eso no signifique (en el supuesto caso de que sea verdad) que los criminales no van a ser castigados por el mero hecho de decir: "hala, ya no lucho más".
ResponderEliminarEn fin, ojalá sea cierto.
Ojalá, Manuel. Creo que todos deberíamos desear esa paz.
ResponderEliminarMatapollos, pues por lo que se ve, no todos la reciben así de bien.
Ju, en los sueños hay que creer para que se cumplan. Y la justicia seguirá luchando para meter en la cárcel a los asesinos. Todas las autoridades políticas ya han dicho que no pagará ningún precio político por esta paz.
Creo que para todos será mejor tener paz, no tener más asesinatos ni extorsiones que que este grupo terrorista confirmara que sigue con su lucha armada.
Los caminos se andan paso a paso, no todo de golpe. Y este camino es uno de lo más difíciles de recorrer.
Despues de llevar una semana desconectada del mundanal ruido (pero del todo, ni un misero vistacillo al televisor, ni una sola wi-fi en el camino) entre en una farmacia a comprar aspirina y me encuentro semejante noticia en el periodico. Mi amiga alemana no podia entender porque salia medio llorando de la farmacia. Coincido con los comentarios anteriores, el miedo nos queda, pero espero que esta vez sea la definitiva...
ResponderEliminarUn supersaludo
Pues pena que no lo hicieran hace más de 20 años, cuando nos tuvimos que largar amenazados de San Sebastián; bueno otro vivirán ahora más tranquilos
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