De las manos de las que puedo agarrarme

Este sofá siempre ha sido siempre una especie de refugio. Un lugar donde sentarme a reflexionar y compartir mis inquietudes con los demás, así que desde este sofá es desde donde quiero agradecer todas las muestras de cariño que me habéis dado los últimos días desde que mi padre me soltó de la mano.
Es muy difícil perder a un ser querido, y mucho más cuando ese ser querido es tu referente, tu luz, tu guía, la mano de la que siempre te puedes agarrar. Pero a pesar del sentimiento de orfandad que te inunda al verle marchar, de repente ese vacío inmenso ya no es infinito porque te ves rodeada de cariño.
El cariño de los que comparten tu tristeza porque le han conocido y también pierden a alguien importante. Su familia, sus amigos, sus vecinos, la gente que le ha cuidado en los últimos meses y que supieron ver que Lalo era especial.
El cariño de los que cogen un avión y  hacen 1.200 km en un día para compartir al menos unas horas conmigo.
El cariño de los que cogen un coche sin dudarlo a pesar de la lluvia y el mal tiempo y recorren cientos de kilómetros.
El cariño de los que te llaman para que puedas oír su voz.
El cariño de los alumnos que te mandan sus mensajes con flores.
El cariño de los que quieren acompañarte a toda costa a pesar de sus trabajos y sus obligaciones.
El cariño de los que te inundan el teléfono de mensajes, o que te escriben en Facebook, Twitter o Instagram. No solo ese día, sino al otro y al otro.
El cariño de los que no solo vienen a estar contigo una vez, sino que repiten al día siguiente.
Y a través de todos vosotros, mi padre me ha dado su última lección y me ha ayudado a ver todo ese cariño que tengo a mi alrededor y del que a veces no soy consciente.
Y hoy me gusta pensar que quizás él me haya soltado de la mano porque sabía que tengo muchas otras manos de las que agarrarme. No solo estos días difíciles, sino siempre.


Comentarios

Entradas populares