De 26 días, un #CoruñaBloggers y una jornada protocolera

No, mayo no fue un buen mes. Quizás hasta hubiera podido decir que fue el peor de los meses. 26 de sus días se quedarán grabados en mi mente por la angustia, la incertidumbre, el temor, la desesperanza y las lágrimas. Fueron días de hospital y tristeza. Días de poco dormir y mucho pensar. Días que quieres olvidar pero que se quedan grabados a fuego en tu cabeza y en tu corazón. Días que te dejan tan descentrada que no sabes cuándo podrás recuperar el ritmo habitual, la concentración habitual, la tranquilidad habitual, la risa habitual.
Pero  detrás de esos 26 días se abrió una puerta inesperada de esperanza y tras esa puerta llegó un evento al que no podía ni debía faltar. De esos eventos que se hacen con el corazón ( entre otras cosas, por suplir a la cartera), en los que hay un anfitrión implicado (léase Manolo Rodríguez) que mima cada parte del evento, que lo hace crecer a base de pasión, y en el que los recursos personales suplen con creces los recursos económicos.

Manolo Rodríguez presentando el 10º Coruña Bloggers en la Fundación Barrié
Así que después de 26 días negros llegó el Coruña Bloggers, consiguiendo lo que pocos grandes eventos pueden conseguir. Porque efectivamente en este mundo no todo lo puede el dinero y NO HAY EVENTO PEQUEÑO. Pero además haciendo que yo volviera de la mejor manera posible a una realidad de la que había estado ausente durante 26 días . Con el regusto de un trabajo bien hecho, y con la satisfacción de ver cómo tus alumnos ponen en práctica lo que aprenden en el aula.
El #EIPDreamTeam de EIP Galicia que participaban en la organización del Coruña Bloggers
Aún así, aún quedaba camino por recorrer. Cuando uno pasa mucho tiempo en la oscuridad, le cuesta acostumbrarse a la claridad.
Y junio comenzaba con sol. Tocaba recibir a un grupo de compañeros y amigos profesionales del protocolo para reunirnos de forma informal fuera de congresos y entornos académicos más serios. Con lo de informal, me río yo, porque organizar algo para quien se dedica a organizar, no deja de ser un reto de los duros. Sobre todo cuando entre ellos hay alumnos aventajados de los que superan a la maestra con creces.
Afortunadamente, soy de esas privilegiadas que cuando levanta el teléfono siempre tiene a alguien al otro lado dispuesto a ayudar, así que durante esos 26 días en los que mi cabeza no podía estar en otro sitio que en aquella cama de hospital, dos personas acudieron en mi ayuda para que yo pudiera centrarme en lo importante, y gracias a ellos todo fue mucho más fácil y esa reunión de expertos en protocolo sirvió para que yo terminara de acostumbrarme a la luz y volviera a recuperar la "normalidad".

Participantes de la III Jornada Protocolera
Todo fue como lo cuenta mi amiga Marita. Lo que ella no cuenta es que esos dos días fueron también una medicina de realidad para mí. Reunirte con amigos a los que hace tiempo que no ves es la mejor de las terapias.
Desde este chester blanco en el que me siento a reflexionar sobre "mis cosas", sirva este texto para daros las gracias a los que sabíais y comprendíais, a los que no sabíais bien pero intuíais, a los compañeros que asumisteis parte de mi trabajo, a los que me disteis el espacio que necesitaba, a los que me inundasteis el teléfono de mensajes de cariño y ánimo, pero quizás deba decir gracias simplemente a TODOS los que estáis, cerca o lejos, simplemente por estar, Y simplemente por comprender.
BICOS A MOREAS.

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