De lo importante

Parece que últimamente solo vengo a sentarme a este chester blanco para quejarme, desahogarme o para reflexionar en alto. Ah, y para hablar de los Coruña Bloggers. Y parece también que no lo hago (venir a sentarme) todo lo que debería.
Hoy toca una mezcla de reflexión, queja y desahogo. (De los Coruña Bloggers ya os hablaré pronto en mi otra casa donde trato sobre mis cosas del 2.0.)

El caso es que ayer estaba enfadada por un cúmulo de cosas. Cosas que yo consideraba lo suficientemente importantes como para sentirme indignada. Sí, es cierto que soy de indignación fácil, porque aunque con la edad se aprende a pasar por alto algunas cosas, me resigno a que me resbalen cosas como la deslealtad o la injusticia, pero también alguna otra cosa de ¿rango menor?.
Y lo pongo entre interrogaciones, porque probablemente cada uno de nosotros tenga el listón de esas cosas de rango menor a diferentes alturas y claro, si el mío y el del otro no coinciden, ya tenemos el origen de la indignación.
Y en esas estaba, en pleno proceso de indignación, enfado, calentamiento, cabreo y al borde de explotar cual volcán en erupción, cuando sucedió algo de verdad importante. De lo que está en  el TOP 1 del ranking de prioridades y que te hace distinguir el polvo de la paja, lo accesorio de lo que de verdad importa.
Y lo demás, todo eso que hacía un segundo era tan grave como para provocar mi enfado, se desvaneció por arte de magia. 
¿Era tan importante entonces? 
¿Merece la pena amargarse porque tu ranking de valores no es el mismo que el de los demás?
Probablemente sí...si no tienes otras cosas más importantes de las que ocuparte.


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